viernes, 14 de agosto de 2009

PENSABA EN UN PUEBLO

Por ANA MARIA RODRIGUEZ CASTRO

Pensaba en un pueblo que madruga, que espera el sol labrando sus tierras, abriendo ventanas…un pueblo que multiplica los panes como el buen Jesús para que a todos pueda tocar aunque sea un mordisco….Un pueblo “sin luz ni agua”, y que camina a diario hasta lo que pudiera ser un río, su “pluma” o su llave para ver si encuentra un poco del preciado líquido para saciar su sed.

Pensaba en un pueblo, lleno de gente llana, franca, trabajadora, sacrificada…Pensaba en los ancianos que arrastran sus triciclos, en los niños que no asisten a sus clases….

Pensaba en un pueblo que pierde a sus hombres y mujeres en las bravas aguas del mar, que labra alguna esperanza en los pocos campos verdes que le quedan, que pierde un poco de su vida cada vez que se corta un árbol………Un pueblo, que añora sus ríos…….sus posas, sus arroyos, sus charcas….su jaibas………….

Pensaba en un pueblo que esconde tras su risa, años de tristeza…Aquel que engalana las alegres y soleadas tardes de domingo sentado en el portal de su casa, esperando la fresca brisa, la mano amiga, la vecina o el vecino que le hace reír, que le hace olvidar los afanes del día o algún desacierto en el amor……

Pensaba en un pueblo, generoso, solidario….Aquel que no importa la hora que sea, siempre está dispuesto a ayudar… el que sin pensarlo, abre las puertas de su casa a cualquier visitante y le brinda café, te de jengibre (si hace frío), chocolate con canela, que si un ponchecito, galleticas...

Pensaba en el pueblo, que definitivamente camina solo….regalando su vida, sus sueños, sus sacrificios, dejando en cada paso un poco del aire que necesita para continuar………………

Pensaba en un pueblo, presa preciosa y amado botín de los que dicen tener las armas que terminarán con la pobreza, o mejor dicho la miseria que lo agobia.

Pensaba en pueblo sin ley, atrapado en falsas promesas, con futuro sombrío, realizando miles de malabares para sobrevivir cada mañana y convertirse esa noche en el héroe que lleva el pan a su mesa…. Un pueblo, feliz, carnavalesco, triste, desesperanzado….perdido buscando un horizonte que nunca alcanza, siempre esperando el mañana que al final nunca llega…. Siempre en la espera…. Siempre paciente……..siempre burlado, inmutable e impotente, viendo cómo se le escapan los mejores años de su vida tras una batea, acompañado de una vela, un fogón, un caldero sin brillar y vacío, un techo que se lo lleva el viento, una mecedora si espaldar, unas sillas sin mesa y un mantel ajado por los años……………….. ….

Pensaba en el pueblo al que nadie dice pertenecer cuando a el se refiere…………el que se olvida en las alturas del poder……..al que le sobran los cumplidos, cuando se le necesita…….al que le arrebatan sus sueños…..Ayer, pensaba en MI PUEBLO.